Los necios, tercos y estúpidos

Nos aferramos a una idea o a una doctrina y no la soltamos


El viaje mágico y misterioso

Camino a Veracruz, México, un día de primavera 2009. Ramavajan y yo íbamos por la carretera rumbo a Janalaida y Dios comentó (a través de la conexión de nuestro líder) que tendríamos un viaje mágico y misterioso… —¿cómo con los Beatles? —reaccionó de inmediato Ramavajan y nuestro Padre dijo que sí. El camino de ida tuvo momentos mágicos, como cuando el sol atravesó la niebla y parecía que el Creador me estuviese hablando con una luz que inundó el ambiente, atravesando el vapor de agua de la montaña. Seguíamos avanzando entre dos acantilados, en una ruta hermosa con laderas infranqueables, imágenes contundentes que se aprecian al cruzar la portentosa Sierra Madre Oriental para llegar a Veracruz. Ya en el pueblo cercano a Janalaida, desayunamos exquisitos huevos estrellados con salsa mexicana y enchiladas tradicionales, una sensación indescriptible en el paladar; caminamos por el pueblo y parecía que todo fluía perfectamente. Con gran fe, Ramavajan se percató que ocurrían situaciones favorables, iban apareciendo las personas que teníamos que encontrar para resolver los negocios en los lugares menos esperados, como si los mismos Maestros nos los estuviesen enviando, a la vuelta de cada esquina. Sin embargo, el sentimiento de que la divinidad nos estaba acompañando poco a poco se fue desvaneciendo, a medida que volvíamos a ser los mismos de siempre.


El areteado

Esa mañana nuestro líder efectuaría el conteo de su ganado, se les colocarían aretes en las orejas para identificarlos y registrar ante las autoridades el número de animales. Ramavajan dio instrucciones precisas a su caballerango y a quienes les ayudaban: enfilen el ganado, separen a las vacas de los novillos, para que los animales pequeños no se lastimen al pasar por el pasillo del corral; pero entre la confusión y el ajetreo, su mandato no fue bien atendido. Por la tarde, después de una ardua faena y estar regañando a los vaqueros, platiqué con él descansando a la sombra del gran árbol que se encuentra atrás de la gasolinera, en la sombra del árbol de la Iluminación —como le bautizamos, debido a que allí se encuentra un vórtice de energía que aprovechamos para hacer trabajos energéticos importantes. Con una cerveza fría en mano, comenzamos a relajarnos y a apreciar la tarde llena de verdes y del cantar de aves, colores pastel que inundan la tarde, como ocurre siempre en los poblados costeros del oriente de México. Recapitulando, Ramavajan comentó: no es posible que le dé una instrucción a los vaqueros y éstos hagan totalmente lo contrario… por eso nunca dejan de ser lo que son… unos necios, tercos y estúpidos —juzgó.

Foto de Sharover: el callejón de marcado del ganado

Al pie del árbol de la iluminación

El día se iba disipando, pero Ramavajan seguía molesto. ya, vámonos, hay que trabajar mucho —expresó; pero yo lo detuve, diciéndole: tranquilo, ¿cuál es la prisa? Dios nos ha puesto todo en charola de plata; recuerda que éste es un viaje "mágico y misterioso", ¿para qué precipitarnos?. A través de su conexión, el mismo Saint Germain le sugirió que se calmara, que fluyera con el momento. Es cierto —se dijo a sí mismo, percatándose de su actitud; estoy muy acelerado y no tiene ningún sentido acelerarme; ¿para qué me tenso, si de todas formas Dios se está encargando de todo en este viaje?

¿Por qué soy así, Padre? —se dijo nuevamente a sí mismo, expresándose en voz alta; ¿por qué me acelero sin razón? —comentó asombrado por su misma actitud. Entonces escuchó una voz en su interior que le hizo soltar una carcajada: ¿será porque eres necio, terco y estúpido?


El aprendizaje

Después de relajarnos y fluir gracias a los efectos del alcohol y disfrutando la tarde, a partir de esta fecha analizaríamos muchas de las actitudes que tomamos las personas, repitiendo siempre los mismos errores, pero recordando que nosotros también hemos sido "necios, tercos y estúpidos". A menudo nos aferramos a una idea, a un concepto o doctrina y no lo soltamos, como si nuestra manera de ver las cosas fuese un tesoro maravilloso. A pesar de que en este viaje pudimos observar algunas de nuestras actitudes y errores debido a que somos personas desesperadas, quedó en la memoria esta enseñanza que aún persiste: que debemos aprender a soltar más y dejar de comportarnos cual necios, tercos y estúpidos.


Nota: El 3/5/2016 informaron que: el 98% de la Humanidad está formada por gente necia y, en realidad, esa necedad es miedo.